El 10 de junio se conmemorará el 76 aniversario de la masacre de Oradour-sur-Glane. Aquel día de 1944, en plena Segunda Guerra Mundial, los nazis asesinaron a más de 600 personas, entre ellas, 19 españolas (6 mujeres, 11 niños y niñas y 2 hombres). Los alemanes establecieron un perímetro en el pueblo. Fusilaron a quien trataba de salir mientras reunieron a los demás en la plaza -mujeres y niños especialmente- para meterlos en la iglesia y prender fuego. El pueblo quedó arrasado. Entre las víctimas españolas hay tres alcañizanas. Se trata de Francisca Espinosa Magallón y sus dos gemelas de 14 años: Francisca y Pilar. Acostumbraban a visitar al padre, Joaquín Gil Egea, en su trabajo en el monte pero no ese sábado ya que fueron requeridas para trabajar en la pastelería.
David Ferrer Revull se ha encargado de recopilar las historias de las 19 víctimas españolas. Han sido tres años que han concluido con la edición del libro «Recuerda». Suele viajar a esa zona de Francia y le llamó la atención encontrar unas placas con una serie de nombres. El pueblo no se reconstruyó y se abrió un centro de interpretación. Allí está el Monumento a los Mártires obra del escultor catalán exiliado a Francia, Apel·les Fenosa (Barcelona, 1899-París, 1988). Desde la Fundación ubicada en El Vendrell (Tarragona) que vela por el legado del artista, se había programado una exposición sobre esta escultura y el proyecto conjunto con la masacre de Oradour. Iba a ser el 28 de marzo pero tendrá que esperar por la declaración del estado de alarma. A esta cita había confirmado su asistencia el alcalde de Alcañiz invitado por la organización. La escultura representa a una mujer embarazada en llamas y se puso en 1999 por lo que estuvo 55 años guardada tras serle encargada en 1944 al artista. «No debió de gustar mucho que fuera una mujer desnuda y la censura actuó», dice el director de la Fundación, Josep Miquel García.
Ferrer quiso saber más acerca de esos nombres de las placas pero, al no haber ninguna investigación al respecto, se puso a ello después de haber encontrado entre los nombres a dos niñas de Sabadell, su ciudad. Eso le hizo tirar del hilo. Ferrer, que viene del mundo de la Filología Inglesa y da clases de inglés, se ha movido entre el centro de interpretación de Oradour, las familias y los archivos. Entre ellos, el de Alcañiz, «donde Teresa Thomson me ha ayudado mucho», dice. «He tratado de devolver a las familias su generosidad conmigo para un trabajo que no tiene fines ni económicos ni académicos porque no me dedico a esto, solo trata de humanizar a las víctimas de una masacre tan cruenta», añade.
La unión con la Fundación Apel·les Fenosa llegó cuando solicitó permiso para usar el monumento como imagen de portada. De hecho, las pesquisas del autor arrojaron más luz al legado del artista. Más concretamente a esta escultura. «David descubrió que la mujer embarazada de la escultura hacía referencia a una joven tarraconense«, añade Josep Miquel García. La exposición se aplazó, así como la distribución del libro, pero la previsión es retomar ambas iniciativas en cuanto la situación lo permita.
De Alcañiz a Oradour
En Alcañiz, en la familia Gil Espinosa eran campesinos y vivieron en el número 5 de la calle Luna. El padre, Joaquín Gil Egea (1888), pertenecía al Sindicato Agrícola Colectivo y descendía de Maicas. Su esposa, Francisca Espinosa Magallón (1894), descendía por parte de los abuelos paternos de Híjar. Cruzaron los Pirineos junto a su hijo mayor, Rafael Gil Espinosa, y la esposa de este, la alcañizana Conchita Andreu Gimeno. La familia pasó por varios campos de concentración separados los hombres de las mujeres. En Oradour, el padre trabajaba en la agricultura. En las inmediaciones de París viven los descendientes del nieto de Joaquín y Francisca con los que Ferrer llegó a coincidir.
Fabara, Híjar o Beceite
Uno de los testimonios con los que contó Ferrer es el de Manuel Tejedor cuyo hermano, Fermín, aparece como revolucionario en Beceite. En Oradour, la familia Gil coincidió con Gregorio Lahoz y Antonio Milián, otros refugiados alcañizanos. Además de Híjar como orígenes de Francisca, Fabara también aparece. Por un lado, por conexión de descendientes de las niñas de Sabadell. Por otro, por la presencia en Oradour de Millán Bielsa. Según explica Ferrer, era enfermero del grupo de trabajadores pero lo echaron antes del 44 porque tenía novia francesa y «esas relaciones estaban mal vistas». Murió hace unos años y en una entrevista al canal de la UNED contó que en la liberación de París acudió como voluntario y encontró que un destacamento para alistarse se llama Oradour. «Ahí se enteró de lo que había sucedido ya que el nombre es como homenaje», añade el autor que señala a Lola Bielsa, -de Fabara-, como una de las personas que ha seguido esta parte de la investigación.