Te has puesto el uniforme de médico y has querido hacer la foto en lo alto del Monte Santo.
Es un lugar que representa a Fórnoles y su entorno. Ponerme mi uniforme con el fonendoscopio es en defensa de la medicina en el medio rural porque tenemos dificultades para cubrir puestos de médicos.
Eres un joven de Fórnoles que has decidido volver después de formarte, ¿por qué?
Me crié aquí y tuve que estudiar en La Portellada, al que considero mi segundo pueblo, porque nuestro colegio ya había cerrado. Incluso me carteé con el Justicia de Aragón para pedir que lo reabrieran. Después fui al instituto de Valderrobres y a la universidad en Zaragoza. Allí estuve 11 años y al terminar hace unos meses me informé de las distintas opciones y una de ellas era el Sector Sanitario de Alcañiz. Trabajo cómo médico en Mazaleón.
¿Por qué los médicos no quieren venir a los pueblos? Trabajo no les falta.
De mi promoción en mi unidad docente salimos seis y solo otro compañero se planteó venir al medio rural. El Hospital de Alcañiz forma cada año a seis residentes y este año solo uno se ha quedado; hay que trabajar para que eso cambie. Todos quieren estar en Zaragoza y su periferia, incluso con peores contratos, antes que venir aquí. Hay que ofrecer puestos de trabajo de calidad para atraer a los que no tienen vínculos. Vamos a tener problemas para cubrir vacantes. A mí me encanta y mientras tenga un buen contrato aquí estaré.
¿Cuál es la realidad de la medicina rural que no enseñan en la facultad?
En el MIR tenemos medicina rural pero no en un entorno tan pequeño. En Mazaleón me paso la mitad de la mañana sin enfermera porque la compartimos con Valdeltormo y también asumo las urgencias y cuestiones de pediatría cuando no está la especialista. También la parte administrativa. No tengo agenda, llego a la consulta e igual me vienen 10 personas que 40 en verano. Tiene su peculiaridad pero estoy encantado. Igual que no sabes cuántos pacientes tendrás también su número es menor, lo que me permite dedicarles más tiempo y trabajar la prevención, alimentación, hábitos, tabaquismo,…
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
A parte de revisar literatura científica me encanta subirme a la bici y perderme por los caminos. También el frontenis, como en el pueblo somos poca gente los deportes de equipo son solo en verano. También ver series y leer.
Entras en política con 29 años y ya alcalde.
La primera vez y de cabeza a la alcaldía (risas). No me lo había planteado pero cuando me lo propusieron dije que por qué no. En ese momento aún no sabía si me iba a quedar en Zaragoza o regresaría pero en Fórnoles, ya llevábamos 20 años con alcaldes que no vivían en el pueblo así que me animé. Tenemos listas abiertas y cuento con Jorge, que es muy trabajador; y la experiencia de la exalcaldesa Trini. Mi padre ya fue alcalde.
¿Algún referente en política?
José Ángel Biel, lo conozco personalmente y tiene una casa cerca; y Arturo Aliaga, con el que tengo buena relación. Compartí estudios con su hijo, que también se está formando como médico de familia. Cuando nos hicimos la foto de elecciones se la mandé a mi amigo y desde entonces vamos hablando. Aliaga vino en fiestas.
¿Cuántos habitantes tenéis?
Censados 77 pero que vivamos todo el año, entre 30 y 40.
¿Quién es el más joven?
Tenemos un bebé de menos de un año, un niño de tres y la hija de una chica del pueblo que se casó en La Portellada y que viene mucho. Ya pasamos a la pareja que lleva el bar, que tienen en torno a 25; y mis primos y yo, que rondamos la treintena.
¿Qué cambios has notado con la alcaldía?
Soy alcalde las 24 horas al día y estoy en el bar y vienen a hablarme. Ahora lo llevo bien pero es que aún llevo cuatro meses (risas). En el consultorio estoy pendiente del móvil por si ocurre alguna urgencia y los lunes por la tarde, como es horario de secretaría, me los dejo libres de guardias.
¿Cuáles son tus principales proyectos?
Está en marcha el cambio de luminarias de las tradiciones a LED con Omezyma, lo que nos permitirá ahorrar; con el plan FIMS repararemos una calle; y a principios de 2020 instalaremos la fibra óptica. A nivel empresarial se va a instalar una empresa de cava y otra de vino y cerveza artesana. Todo con productos de la zona y con gente joven y con vínculos. Les ayudaremos en todo lo que podamos.
¿Cómo te gustaría dejar el pueblo en 4 años?
Con optimización de gastos y con las calles arregladas para atraer turismo porque ya tenemos un entorno precioso. Un pueblo en el que gente joven venga a vivir.
¿Por qué un joven puede querer ir a Fórnoles?
Por la calidad de vida, yo lo valoré para volver. ¿Qué hay en Zaragoza y no aquí? A nivel servicios tienes el bar y la tienda; y si necesitas algo más te plantas en 20 minutos en Valderrobres o Alcañiz, donde encuentras de todo. En una ciudad empleas ese tiempo o más en ir a cualquier lado. Además, unos vecinos acogedores que te ayudan en todo y en un entorno rodeado de naturaleza. También que el gasto es menor, ahorras. ¡Que vengan a conocer Fórnoles que creo que a alguno convenceremos! (risas).
¿Qué nos recomiendas de tu pueblo?
La imagen que más se conoce es la de la balsa de la entrada pero tenemos dos personajes ilustres, Braulio Foz, con un centro de visitantes; y Andrés Piquer y Arrufat, médico de la Corte Real y en agradecimiento se construyó la torre de la iglesia. También una joya como la ermita de nuestra señora de Monserrate, que se ha trabajado y se trabajará para restaurar. Tiene un gran significado para nosotros y para los pueblos vecinos.
Teruel siempre dice
Me parece fabuloso que se instale una empresa de cava, vino y cerveza en Fórnoles, es un pueblo muy bonito y al que tengo especial cariño ya que de niños íbamos ha hacer de monaguillos los domingos,
Miguel Barreras Alconchel dice
Hola, Daniel. Aquí, Miguel Barreras , un antiguo profesor tuyo y de tu hermano de matemáticas en el instituto de Valderrobres. Guardo un recuerdo entrañable de vosotros y ahora, que acabo de jubilarme, me llena de orgullo haber compartido pizarra y sonrisas con chicos tan majos como vosotros. Ya veo que sigues tan potente como cuando tenías 17 años: alcalde, médico rural. No me sorprende, Daniel.
Un abrazo.