Mi padre se llama Juan Jiménez. Tiene setenta y cuatro años. Está jubilado y cobra la pensión mínima. Es músico. Ha sido miembro del grupo Los Pekenikes (¡qué buenos eran y cómo me gustaban!). Ha compuesto más de doscientas canciones, ha trabajado como productor y programador de espectáculos, ha dirigido musicales y ha sido profesor».
De esta declaración de principios, narrada en una austera prosa forense que haría feliz a Kafka, puede deducirse que las páginas de «EL PLAGIO», el libro que esta semana os recomiendo y que acaba de publicar el escritor DANIEL JIMÉNEZ, emularán el universo de horror cotidiano que recreó el maestro checo. Porque, en verdad, remiten a ese imaginario.
Todo empezo un 2 de octubre de 1993. Juan Jiménez estaba viendo la tele, exactamente Antena 3, cuando vio a Emilio Aragón y Lydia Bosch presentando un concurso que se titulaba: «El gran juego de la oca» (no sé si alguno os acordaráis); pero Juan no podía creer lo que veía: aquel concurso era idéntico al que él había creado y diseñado. Lo presentó, tiempo atrás, a la televisión pública y realizó un programa piloto. Para grabarlo gastó todos sus ahorros, hipotecó la casa, vendió el pub que tenía y contrajo deudas millonarias. Entregó el material a la cadena y esperó una respuesta, que tardaba en llegar. Entretanto, los tres directivos con los que había firmado acuerdos y contratos se marcharon a Antena 3 y montaron el mismo concurso que Juan había ideado: quizás, uno de los programas que más audiencia tuvo en la televisión y que producía decenas de millones de pesetas. Fue entonces cuando comenzó su calvario kafkiano de denuncias y juicios que nunca han llegado a nada. Entremedio, una voragine de mentiras y corrupciones que llevaron a Juan, después de una vida de opulencia, a la pobreza más miserable, a la depresión y, lo que fue más terrible, al suicidio de una de sus hijas. Ahora vive en un pueblo de 500 habitantes con la pensión mínima y no pone la calefacción porque no puede costear las facturas.
Ahora, su hijo: DANIEL JIMENEZ, escritor, un buen escritor que nos ha dejado ya dos muy buenas novelas: «Cocaína» y «Las dos muertes de Ray Loriga», así como el libro de relatos «La vida privada de los héroes», y que ha recibido varios premios importantes por esta obra, ha llevado a las páginas de un libro todo este relato de injusticias, fraudes y corrupción para denunciar a un sistema que desprotege a los trabajadores y creadores mientras fomenta la impunidad de los poderosos. Aunque también ha logrado convertir este resentimiento y rabia infinita en un canto literario al amor familiar, a la lealtad y a la supervivencia.
Como dice Rodrigo Sorogoyen: «EL PLAGIO» es, sin duda, la mejor obra de JIMÉNEZ. Honesta, valiente, íntima, bella. Un viaje al corazón de un hombre a través de dos cartas de amor. Una, reparadora, dirigida a su padre; otra, esperanzadora, para su hijo. Juntas forman una historia conmovedora y sorprendente».
No sabemos si habrá reparación o justicia para Juan Jiménez. Pero de momento su hijo DANIEL ha hecho con su padre algo más: ha escrito una novela brillante, convirtiendo en literatura de alto nivel la historia de una vida que merece no ser olvidada.
Quizás, ahora, cuando escuchemos alguna canción como «Lady Pepa» o «Hilo de seda» de los Pekenikes, nos acordemos de esta hermosa y triste historia de vocación, de dignidad y de resistencia.
Miguel Ibáñez