En la puerta de la excolegiata alcañizana se llevó a cabo la bendición de los animales en la mañana de domingo con un ojo puesto en ellos y con otro, en las alturas. La lluvia había caído con fuerza durante toda la noche y peligraba la procesión pero pudo salir porque el cielo se despejó al final de la misa.

Desde las escaleras, el párroco Pablo Roda, procedió a bendecir a todas las mascotas que se le acercaron, principalmente, perros.
Finalmente, en una tregua que dio la lluvia, San Antón, con sus naranjas y portado por sus cofrades, salió por las calles y cerró los actos que organizó la Cooperativa.