La temporada arranca con viento y frío que hacen prever pérdidas de entre el 40% y el 60% para los agricultores. Solo entre Chiprana y Caspe se recogen 20 millones de kilos
Más kilos de fruta que otros años, pero la calidad no será la óptima. Esta opinión la comparten las principales cooperativas y colectivos de agricultores de la Comarca del Bajo Aragón-Caspe, que han visto cómo el inicio de la campaña comenzaba con un tiempo muy poco favorable para conseguir unos buenos atributos en la fruta recogida. A pesar de ello, será una buena temporada y esperan aumentar las partidas. La temporada se ha retrasado dos semanas y todas las localidades ya han puesto en marcha distintos dispositivos para hacer más llevadera esta época del año. Desde el Departamento de Economía del Gobierno de Aragón se está llevando a cabo una serie de inspecciones para evitar los fraudes y las instalaciones infrahumanas. El año pasado fueron más de 1.000, donde se detectaron alrededor 80 infracciones en toda la comunidad, la mayoría de ellas en la provincia de Zaragoza.
En las zonas con más actividad frutícola de Aragón se ha calculado la llegada de más de 20.000 temporeros. En el caso del Bajo Aragón-Caspe, se computan algo más de 3.000. La mayoría de ellos son de procedencia extranjera, especialmente de países del este, pero también subsaharianos y marroquíes. En cuanto a temporeros españoles, cada vez son menos, y proceden del sur del país. La población autóctona ha bajado considerablemente en el trabajo frutícola en los últimos años. Además, desde UAGA afirman que sigue existiendo una «falta de mano de obra» importante, ya que se están perdiendo los temporeros que vienen del sur, que todavía no han terminado otras campañas que se han alargado más de lo habitual.
Desde algunos otros sindicatos como UGT se está prestando especial atención acerca de las condiciones laborales y personales de estos temporeros. A día de hoy se calcula que el 5% de estos trabajadores podría estar en situación de fraude en sus contratos, o estar siendo alojados en infraviviendas. A pesar de que las cifras cada vez son más bajas, estos asuntos siguen siendo preocupantes según los principales colectivos y sindicatos.
Los casos de infraviviendas y campamentos ilegales van disminuyendo cada temporada, aunque todavía se encuentran casos concretos. En la comarca Bajo Aragón-Caspe, por ejemplo, la Policía Local llegó a encontrar en 2017 hasta siete viviendas sospechosas, y los inquilinos de dos de ellas tuvieron que ser realojados.
El momento de la cereza
En este momento se está recogiendo la cereza, de la que se esperan más de 500.000 kilos en total en la Comarca del Bajo Aragón-Caspe. Las zonas que más campos cuentan con este fruto son Chiprana, Caspe y Maella. A continuación será el turno de la nectarina, el albaricoque y el melocotón. En la comarca también se cultiva el paraguayo y la pera. «Es importante que los agricultores asuman que la primera recogida no va a tener la calidad esperada por el mal tiempo que está haciendo en la zona de Caspe», explica Francisco Ponce, secretario provincial de UAGA en Zaragoza. Muchas de las cerezas han acabado con roces y erosión debido al granizo de hace unas semanas y a las altas rachas de viento, que ayer llegaban hasta los 33 km/hora en la Ciudad del Compromiso.
El año pasado el problema del inicio de la temporada, por la que se perdió casi el 25%, fue por el gran volumen de precipitaciones, este 2018 la culpa la ha tenido el viento. Debido a la fuerza del cierzo, las ramas de los árboles rozan con los frutos y estos se ponen de un color amarronado que hace que no sean tan atractivos visualmente. Además, con esta erosión, los frutos pueden pudrirse antes. «Todo esto se traducirá finalmente en una depreciación importante del 60-70%», asegura Ponce.
Las grandes cadenas de supermercados y el comercio extranjero exigen una fruta con una calidad muy alta y sin defectos, por lo que esto podría ser un problema. Sin embargo, muchos agricultores «pactan» un precio antes de comenzar a recoger y exportar, por lo que no se notará tanto la depreciación como en el comercio nacional, donde sí que hay más competencia. «El retraso del comienzo de la campaña va a ser algo positivo porque así va a evitar que se coja la fruta antes de tiempo en mal estado», explica Ponce.
Chiprana es, sin duda, una de las poblaciones que más fruta recoge en la campaña. Únicamente en esta localidad se puede llegar a recolectar hasta 11 millones de kilos en total. Allí se recoge tanto la cereza como el melocotón (estos los que más kilos abarcan), además de la nectarina, el paraguayo, la pera y el albaricoque. «Estamos muy preocupados por el viento porque está provocando que la cereza tenga peor calidad y que otras frutas como el paraguayo acaben en el suelo», afirma el Alcalde de Chiprana, Javier Nicolás.
En los alrededores de la Ciudad del Compromiso también hay unas cifras elevadas. La Asociación de Agricultores calcula unos 8-9 millones de kilos anuales. «Hemos previsto una campaña dentro de la normalidad, aunque hay que señalar que este año el tiempo de las primeras semanas nos ha jugado mala pasada con la cereza, estamos hablando de pérdidas de hasta el 40%, esperamos que con el resto de fruta tengamos más suerte», opina el presidente, Vicente Cirac.
La Cooperativa de Chiprana está formada por algo más de 35 agricultores, que contratan a este gran volumen de temporeros. Valentín Acero es uno de ellos: «Hemos previsto un aumento de la cereza y una bajada en el albaricoque y la nectarina, aunque todavía estamos preocupados por la calidad debido al mal tiempo de estas primeras semanas». Lo mismo opina el presidente de la Cooperativa de Chiprana, Isidro Catalán: «La variedad más temprana de la cereza se ha estropeado con las inclemencias del tiempo, si continúa la situación de la misma forma varios años más, no vamos a poder continuar».
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