La asistencia sanitaria universal y gratuita que damos por descontada en la actualidad y que tan en valor se ha puesto durante la pandemia no siempre fue como hoy la conocemos. La sanidad es una de las prestaciones que más se ha transformado en Aragón en los últimos 40 años. Desde la mejora de las técnicas y los tratamientos a las infraestructuras. Pero si hay algo que no cambia son los problemas de falta de profesionales, que se arrastran desde hace décadas y que siguen sin solucionarse. Es más, cada vez se agravan más tanto en la primaria como en el Hospital. Precisamente el centro sanitario sufrirá una importante mejora en los próximos años. A finales de 2023 está previsto que terminen las obras de la nueva infraestructura, que mejorará sustancialmente la sanidad bajoaragonesa después de muchos años de reivindicaciones y de retrasos en las obras.
Más allá de prestaciones, la sanidad también ha sufrido un importante cambio social. Hace no tantas décadas existían las «igualas», una práctica que consistía en que pagar en efectivo una cantidad mensual al médico del pueblo para recibir una atención sanitaria mejor. El sueldo de la Seguridad Social de los médicos dependía de la «calidad» de las cartillas que tenían: agrarias, industriales o generales. Por ejemplo, un médico rural percibía menos que el de una ciudad porque contaba con más cartillas agrarias y sus propietarios pagaban menos impuestos que los que tenían una cartilla industrial. El extra por estar disponible durante todo el día se cobraba con las «igualas», que también permitían que en vez de operarte en el ambulatorio de especialidades de la avenida Aragón te derivaran al Hospital provincial (el actual centro hospitalario, que pertenecía a la Diputación). Este complemento se terminó con Ley General de Sanidad de 1986, con la que se implantó en España un sistema realmente universal. Permitió que en el 89 naciera el Servicio Aragonés de Salud -conocido como el Salud- y que es el organismo encargado del sistema de prestaciones sanitarias públicas en la comunidad. Sustituyó al Insalud y se integró en el Sistema Nacional de Salud creado en 1986 con la Ley.
En 1984 la Diputación de Teruel cedió el uso del actual Hospital durante 100 años al entonces Insalud por 1 peseta y se reformó planta a planta. En aquellos años de importantes cambios estaba al frente de la sanidad bajoaragonesa la doctora Amparo García Castelar. La actual gerente del 061 Aragón fue de 1984 a 1992 la directora de instituciones sanitarias del sector de Alcañiz, el que comprende todo el área de influencia del Hospital. Se encargó tanto del centro hospitalario como de los centros de salud y ambulatorios.

Hemos dado un salto con la sanidad universal y gratuita, el desarrollo de la primaria y el fin de ciertas actitudes
Amparo G.Castelar. Directora sector 84-92
Su experiencia en aquellos años es también un reflejo de la época. Recuerda que llegó a Alcañiz el 28 de diciembre de 1981 con 26 años para trabajar como cirujana y cuando salía a informar a los familiares después de las operaciones en ocasiones se dirigían a preguntar al celador. «Ya teníamos médicos de familia, pediatras y analista pero la primera mujer del área quirúrgica fui yo. Me mandaron a pelar patatas a casa porque era ese el sitio de las mujeres y teníamos la culpa del paro masculino. Eso me lo dijo un profesional de la medicina. Fue luchar contra corriente», explica García Castelar, a quien sus compañeros también le recomendaron que se casara por la Iglesia y no por lo civil porque era médico y tenía que «mantener un estatus».
Los cambios en la organización de la sanidad fueron profundos, tanto a nivel de organización como de mentalidad. La médica recuerda que por entonces los hospitales eran «poco menos que reinos de taifas de algunos jefes de servicio» que pensaban que aquel era su propiedad y no la de los ciudadanos gracias a los impuestos. «Cada jefe de servicio tenía sus propias listas de espera y sus pacientes, que eran suyos y no del sistema. Eso cambió con la introducción del trabajo en equipo en los centros de salud, que modificó la atención primaria. Ahora lo tenemos muy interiorizado pero el derecho a la sanidad universal y gratuita nos costó mucho, supuso un gran esfuerzo y cambiar mentalidades», apunta.
Otro cambio importante fue el desarrollo de la atención primaria con la descentralización de los centros de salud. Entonces en las cabeceras de comarca y municipios grandes había un médico o practicante que trabajaba solo «con su maleta». Por lo que se trabajó fue por agrupar la atención en equipos de atención primaria para que dejaran de ser médicos que trabajaban de forma individual. «Se apostó por el trabajo en equipo, que el médico dejara de ser Dios y colaborara con otros compañeros especialistas para garantizar una mejor asistencia sanitaria. Fue un salto cualitativo muy importante. Muchos pensaban que les quitaban el médico pero no fue así, cuando tienes un equipo detrás y compartes patologías mejoras. La soledad es una mala compañera», comenta García Castelar.
Uno de aquellos médicos que ha vivido todos los cambios en la sanidad es Antón Borraz. El calandino comenzó el 1 de octubre de 1976 y terminó el 13 de julio de 2013 porque, como le gusta remarcar, «le jubilaron», ya que le habría gustado continuar ejerciendo. Comenzó en Alcorisa, después en Villarquemado, más tarde en Visiedo, Lidón y Camañas; Estercuel, Gargallo y Crivillén, Arens y Lledó; y por último se jubiló como médico de Castellote y sus pedanías. Su testimonio es ejemplo de aquella época, en la que el medico vivía en el pueblo con su familia y estaba disponible todo el día. De hecho, su pasión por la medicina rural se la ha transmitido a su hija Pilar, también médico en el territorio. «Del 76 al 81 en Alcorisa me levantaba dos o tres veces todas las noches varias veces porque eran años de apogeo de las minas y al día siguiente, a pasar consulta. Ahora trabajas ocho horas y cuanto tienes guardia libras después. Nosotros estábamos las 24 horas y muy a gusto», recuerda Borraz, quien hace un llamamiento a los jóvenes para que apuesten por el medio rural, una medicina «que no es cómoda pero es muy bonita». «Hasta que no terminaba con todos los pacientes no me marchaba y tampoco me pedían cita, sabían hasta que hora estaba y respetaban que después me tuviera que marchar a otro pueblo. A las siete ya estaba en consulta para llegar a todo».

Antes eras médico 24 horas. En los años del apogeo de las minas me levantaba por las noches 2 o 3 veces
Antón Borraz. Médico rural 1976-2013
El calandino recuerda sus primeros años ejerciendo una medicina muy cercana que «en estos momentos ya no lo es tanto». Por ejemplo, cuando quería derivar a un paciente a un especialista llamaba directamente al médico. También en su primer destino en Alcorisa se compró su propio aparato de rayos X y con el farmaceútico «hacía análisis de los que no se disponían en Alcañiz».
Sanidad ?puede decir misa, ya perdio toda su credibilidad, las guillotinas se estan afilando y ellos lo saben
Hola podeis informar del covi ..gracias…
La vacuna ruso ucraniana mató al covi
Te interesa como está la gripe
Pero no tenía que inaugurarse el nuevo hospital en el 2021?
Más bien para las próximas elecciones.