Conduzco por las serpenteantes carreteras de la comarca de la Sierra de Arcos que dirigen al pueblo turolense de Oliete. Los rayos de sol del mediodía iluminan el haz y el envés de las hojas del olivar de variedad empeltre, movidas por el cierzo. Van quedando atrás, y atrás… Los troncos longevos se retuercen con formas imposibles invitando al descanso de caminantes, pastores y amantes de la tierra bajo las copas del olivar redondeadas. Van quedando atrás, y atrás… Decenas de miles de olivos están abandonados o se cultivan ya solo para uso doméstico en la tierra Denominación de Origen Aceite del Bajo Aragón. Algunos son centenarios, un tesoro que aguarda a que alguien detenga una mirada audaz en ellos antes de ser arrasados por el paso del tiempo o por una cosechadora de nueva generación. Pienso en quien tantas tardes de su infancia transitó esta misma carretera y, treinta años después, clavó su voluntad firme y serena con la tozuda idea salvar cien mil árboles a través de un proyecto con el que llevar más vida a su pueblo. Es Alberto Alfonso Pordomingo, con quien he quedado a comer para comentar cómo avanza su proyecto, que cumple diez años en 2024. Hasta ahora 15.000 de estos árboles han encontrando dueño y futuro a través del proyecto Apadrinaunolivo.org, cuyas sinergias se extienden y ramifican creciendo a un ritmo sostenible, consciente y comprometido. En un mundo global, digital, tenía que ser posible avanzar en el reto de encontrar cómplices con esta misma mirada de compromiso hacia el medio rural.
Ojo al cruce, pienso. Una señal apenas visible marca MINAS. Es la antigua carretera de las minas de carbón de Samca, en el corazón de una tierra que ha visto desaparecer su principal recurso económico en la última década: las minas de lignito y la central térmica de Andorra. Hoy ya son solo cicatrices. Viajo por un atajo para oriundos, no indica el nombre de ningún pueblo, pero al final del camino aguarda Oliete, este municipio donde está funcionando una respuesta diferente a la despoblación. Cambia el paisaje, de verde olivar y dorado a rojo. Las arcillas en estos pueblos son otro recurso a exportar. Cientos de camiones extraen al día el suelo para fabricar gres o para convertirlo en baldosas en los hornos del Levante. En el trayecto, varias empresas incipientes en el vecino municipio de Ariño, cuna de la reconversión minera, tratan de ser una alternativa a la descarbonización a través de un balneario de aguas termales naturales, fabricando fertilizantes o emprendiendo un proyecto pionero de reciclaje.
Una explosión verde me sorprende al llegar a Oliete, de 330 habitantes. Al fin. Su chopera ocupa una cuarta parte de la huerta de la localidad, regada por el río Martín, y que se alza como otro de sus principales recursos. La Asociación Chopo, con la reconocida pintora olietana Nati Cañada, impulsó un proyecto para recuperar esta zona hace unos años. Un cartel indica «Restaurante las Piscinas». Aparco y me dirijo allí con entusiasmo. Este restaurante es otro tesoro escondido. Su dueña dejó el sector financiero de Barcelona para regresar al pueblo y reimpulsar este negocio con su marido, profesional de la hostelería. El restaurante está lleno y se preparan para la temporada de verano. Es uno de los pocos servicios de bar abiertos en varios kilómetros a la redonda. Ha recibido ya ofertas de varios pueblos para que coordine la gestión de sus establecimientos, que han ido siendo abandonados sin relevo durante estos años. Un pueblo sin bar, principal centro de reunión social, es un pueblo que agoniza.

Alberto me espera charlando con los vecinos. Vive a caballo entre en Madrid, donde trabaja desde hace 26 años para Telefónica, y el pueblo. Esta semana estará de miércoles a domingo aquí. Él y su equipo nuclear (José Alfredo Piñas y Sira Plana) se unieron para combatir la muerte de servicios y de identidad, del olivar y la vida que le rodea en las escuelas, los bares, las tiendas… Así que tratan de ser soporte allá donde pueden, unir talento, capacidad de trabajo y compromiso local. Su proyecto Apadrinaunolivo ha conseguido ya 7.500 madrinas y padrinos de 28 nacionalidades distintas; y 32 puestos de trabajo. Para los primeros, abrieron la «casa del padrino«, donde pueden pernoctar gratuitamente. Para los segundos, rehabilitaron una vivienda en el pueblo para retener población ya en 2017.
La fórmula está basada en la economía colaborativa, el emprendimiento social y la comunicación emocional, a través de la que trasladan la grave problemática de la despoblación a quien quiera escuchar, ayudar y obtener un alimento milagroso que, además de regar ensaladas, es oro para el alma. ¿Cómo funciona? El padrino entra en la web, elige un olivo del catálogo de fotografías, ¡incluso le pone nombre!, y por sesenta euros puede seguir los cuidados que realiza el agricultor que lo cultiva, visitarlo siempre que quiera y recibir dos litros de aceite de oliva virgen extra ecológico cada año. Quienes creyeron que esta original idea era una quijotada urbanita, han visto cómo el poder de la transformación rural sostenible y digital es posible. «Muchas veces es difícil el día a día porque luchas contra estereotipos, trabajas muchas horas sin saber adónde llegarás… pero cuando tu compromiso es real y firme encuentras a muchas personas que te acompañan en el camino», reflexiona Alberto.
Más que olivares. La custodia del territorio
Nos sentamos a comer en la terraza, dentro hay mucho jaleo porque se celebra una boda. Están pintando la piscina para iniciar temporada la semana siguiente. En verano se triplica la población, y el restaurante es otro aliciente. En Alcañiz, la segunda ciudad de la provincia de Teruel de la que vengo, las piscinas han abierto ya pero con el bar cerrado.
Primer plato: puré de verduras con huevo escalfado. Nos ponemos al día. Confirmo que Apadrinaunolivo se ha convertido en un conector de proyectos y va tejiendo redes de custodia del territorio. Además de generar empleo, fomenta el turismo y protege la conservación del medio natural, ligado a la identidad agrícola oleícola que hunde sus orígenes en los Iberos. Reabrieron la almazara del pueblo y la ampliaron para poder dar salida a todo el aceite que se debía elaborar, y ahora van a invertir en nueva maquinaria. Han encontrado personal cualificado, cuyo excelente trabajo les ha llevado a ganar con su aceite, MiOlivo, varios concursos de calidad internacionales en Israel o Italia, así como los principales reconocimientos del Consejo Regulador del Aceite de Oliva Denominación de Origen del Bajo Aragón.
Además, han crecido creando una marca de conservas, MiHuerto, en el pueblo vecino de Alacón. Allí han plantado huerta propia y también reciben materia prima de vecinos del entorno, con la que manufacturan un producto excepcional, ecológico y de un exquisito sabor. Puerros, alcachofas y pimientos se asan a la brasa y se conservan en aceite MiOlivo. La licitación para la gestión de esta conservera municipal, impulsada con fondos públicos, quedó desierta en 2020. Apadrina colaboraba con ellos comercializando sus productos gourmet junto al aceite, así que en 2021 optó para asumir la gestión completa. Sus trabajadoras, 9 mujeres, se han formado en talleres de empleo y han podido asentar su proyecto de vida en el medio rural. Así, Apadrina retiene población. Su compromiso les ha implicado en campañas para ayudar a mantener abierta la escuela de Alacón. En Oliete, el colegio pasó de tener 4 niños a 18 gracias a los hijos de los empleados del proyecto.
Rebañamos el cuenco con la cuchara. Le pregunto por el empleo, ¿encuentran personal? No es fácil, pero lo pelean y a través del INAEM van consolidándolo. Nos traen el segundo plato: pechugas con salsa de pimienta y codillo al horno. Sale una pareja joven, «¡hasta luego, Alberto!», se despiden sonriendo. Son dos padrinos, viajan de vez en cuando al pueblo. Estas visitas también son un aliciente para la zona. Unas 3.000 personas viajan Oliete cada año para disfrutar de los olivares apadrinados. Gestionar la capacidad de generar desarrollo manteniendo el compromiso de custodia del territorio es otro reto en marcha. Apadrinaunolivo trabaja para recuperar turísticamente el entorno del pantano de Cueva Foradada. Se trata de uno de mis rincones secretos favoritos, un oasis secreto en el Parque Cultural del río Martín donde una atmósfera de agua y oxígeno cobijan flora y fauna autóctona. Una imponente presa histórica de 272 escalones esconde una vista increíble de aguas entre montañas de la sierra que cobijan a buitres, aves acuáticas y otras especies. Las antiguas infraestructuras de vivienda y gestión de la Confederación Hidrográfica del Ebro fueron abandonadas y su potencial está siendo rescatado. Consiguieron la cesión y han reformado un edificio para albergar a los padrinos. Recibieron cientos de respuestas positivas al mailing en el que anunciaban: «Tenemos una casa para ti». El proyecto a largo plazo prevé crecer haciendo posible llevar allí el turismo experiencial en el que los padrinos podrán disfrutar de un desayuno con huevos recién cogidos de sus propias gallinas, un baño o un paseo junto al patrimonio industrial envuelto por la naturaleza salvaje.
Apuramos las cañas. Mirar atrás nos hacer ser conscientes de la gran red que se está tejiendo desde Oliete. Ha conectado a más de 1.000 voluntarios en este tiempo para colaborar en distintas ideas, incluido pintar la fachada de la almazara. Además, en este tiempo ha habido 12 estudiantes de Erasmus Rural, y se han firmado 15 convenios de colaboración con asociaciones, la principal Atadi, con la que trabajan para la inclusión laboral de personas con discapacidad.
El gran salto hacia la transición justa
Llega el postre. Natillas y mousse de chocolate, caseros. Alberto y su equipo están ahora a punto de dar un gran salto. Hace unos dos años les llamó Endesa para colaborar con ellos en el gran proyecto de descarbonización de la zona. El cierre de la central térmica de Andorra está vinculado a la transición energética hacia las renovables y más de mil trescientos megawatios de concesión pública. El reto planteado por el Gobierno de España a las eléctricas era un plan de acompañamiento que garantizase empleo y desarrollo sostenible. En 2014 la primera puerta a la que llamó Alberto fue la de Endesa para presentarles el proyecto, pero ha sido ahora, casi una década después, cuando fructifica esta conexión. Trabajaron intensamente, a contrarreloj y pro bono, sin saber siquiera si la eléctrica sería la gestora del potencial eléctrico ni de la dimensión de lo que se avecinaba. La capacidad del nudo Mudéjar fue adjudicada al 100% a la multinacional italiana y ya están trabajando en un plan que prevé recuperar 60.000 olivos abandonados en Andorra Sierra de Arcos. Además, se reformarán 5 viviendas para trabajadores, instalarán 5 huertas de regadío, reforzarán las instalaciones de la conservera y la almazara, y pondrán en marcha una compostera para elaborar abono a partir de los desechos vegetales. Esto supone multiplicar la velocidad del proyecto, cuyo presupuesto anual ahora es de 500.000 euros. Durante los próximos seis años tendrán el respaldo de Endesa para ampliar capacidad de crecimiento, sin perder de vista nunca el objetivo de sostenibilidad de Apadrina.

Además, este nuevo gran aliado de los olietanos les ha llevado ya a exportar el modelo a nivel internacional. En Portugal han firmado este junio también un convenio con Endesa para recuperar 10.000 olivos abandonados en Abrantes con una iniciativa clonada a la de Oliete y que mitigará el impacto del cierre de la central de Pego.
La terraza en la que estamos tranquilos se alborota. Salen los de la boda. «¿Ya te han dicho, Alberto…? Los chicos cambian de proyecto, no pudo ser. Han encontrado un trabajo con el que viven mejor», comenta el padre de familia de los Tararí, cuya tradición olivarera se remonta a más de un siglo atrás . «Intentarlo es lo importante, construir hasta donde se pueda», responde Alberto. Los novios son los responsables de Mis Raíces, un proyecto de nueva creación para exportar el aceite de la oliva empeltre a EE.UU. Han introducido su marca en 700 tiendas norteamericanas y también han creado la primera cerveza verde de oliva sin gluten. Apadrinaunolivo.org tratará de arraigar también estas raíces para que no se pierda su valor exportador. Ya venían colaborando con ellos, al igual que han hecho con numerosas personas, empresas y asociaciones del territorio.
Despertadores Rurales para conectar talento
El proyecto social está ligado a este concepto: conectar talento. En este contexto, en 2021 pusieron en marcha la iniciativa Despertadores Rurales para impulsar el emprendimiento y de ahí su colaboración con Mis Raíces. Ya han logrado conectarse con 18 iniciativas de este tipo en año y medio. La iniciativa implica que estos proyectos participados impulsen los recursos endógenos de los 22 municipios que integrarán el Convenio para la Transición Justa de Aragón utilizando las nuevas tecnologías y desde un espacio compartido de trabajo y vivienda. La idea cuenta con el apoyo de Fundación Telefónica, Caja Rural de Teruel, el Ayuntamiento de Oliete y Ariño Smart Hub.
En esta línea de trabajo, Apadrinaunolivo, a través de sus Despertadores Rurales, ha sido adjudicataria del proyecto Centro de Innovación Territorial. Se trata de una iniciativa del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico gestionada a través de las diputaciones provinciales, y que prevé crear espacios de networking, cooperación y teletrabajo en zonas vulnerables a la despoblación.

Llegamos al café: sólo y sin azúcar. Sabe Alberto Alfonso que este proyecto se ha convertido en parte principal de su alma y la forma en la que prevé crecer le ilusiona como para un retorno permanente. Las líneas entre lo rural y lo urbano se desdibujan hace años, y su proyecto ha sabido unir esta combinación en la que ambos se complementan. «Te envío un email con los hitos de estos años, para que puedas resumirlo», me dice. Y a los dos días recibo un correo electrónico con un esquema de 29 páginas repletas de premios otorgados por fundaciones, empresas privadas e instituciones, decenas participaciones en ferias y congresos, iniciativas sociales de mecenazgo y colaboración social, incorporaciones de trabajadores al equipo, acciones de voluntariado, reportajes en medios nacionales (incluida la lista Forbes de los 100 proyectos más creativos del mundo), lanzamientos de aplicaciones y productos, colaboraciones de empresas a través de donaciones de todo tipo, jornadas de formación, reuniones institucionales (incluida la ministra de Transición Ecológica) … Entre los últimos grandes retos: lograr 500.000 firmas para impulsar una iniciativa legislativa popular en el Congreso de los Diputados que proteja el olivar español y evite su tala. Cada detalle anotado cual ingrediente clave para una receta en permanente evolución.

Nos despedimos. Me alejo. Paro a hacer una foto. Se puede leer el mensaje de la fachada de la almazara, que domina el entorno. Son los colores vibrantes del compromiso y la ilusión que plasmaron los artistas de Boa Mistura, cuya colaboración permitió decorar el edificio. Solo dos palabras superpuestas en mayúsculas: «QUERER VOLVER».
Un reportaje estupendo, Eva. Ojalá hubiera más emprendedores rurales como Apadrina que actuen en vez de hablar!