Los últimos 22 trabajadores de subcontratas de la Central Térmica de Andorra– pertenecientes a la empresa Nervión- se han concentrado esta mañana en las puertas de la planta para protestar sobre su situación.
Desde hoy hasta el 10 de septiembre la plantilla tiene un permiso retribuido y, aunque no han podido fichar, los empleados han intentado acceder a su puesto de trabajo a las siete de la mañana. Lo han hecho para reivindicar que sus empleos «siguen siendo necesarios» pese a que van a ser despedidos en 10 días. Han reclamado un futuro en las instalaciones porque, han asegurado, no «buscamos indemnizaciones sino puestos de trabajo». «Llevamos dos meses trabajando desde el cierre y podríamos seguir haciéndolo porque hay mucha faena», ha subrayado Nicolás Bespín, uno de los portavoces de los trabajadores.
Ha denunciado que los responsables políticos hayan estado y estén «engañando» a los ciudadanos cuando «hablan de una transición justa que no lo es».
La protesta coincide con la negociación de los últimos despidos, que se producirán el próximo 10 de septiembre. Ayer no hubo avances y empresa y trabajadores se han emplazado a otro encuentro el jueves.
Los últimos 18 trabajadores de Endesa también quieren quedarse
Esta mañana también han mantenido una reunión los miembros del Comité de empresa de Endesa en la central y el propio director general de Endesa en Aragón, Ignacio Montaner. Hay 18 trabajadores que permanecen en la plantilla de la eléctrica que no conocen aún su destino. Ellos piden quedarse en la planta para no tener que salir de Andorra. «Entre nosotros hay operarios de planta, de mantenimiento mecánico y eléctrico, jefes de servicio de instrumentación, taller... No es excusa decir que no queda gente cualificada. Además, ¿quién conoce mejor la planta que nosotros?», ha detallado Alejo Galve, presidente del comité de empresa después de que el anterior, Hilario Mombiela, se haya acogido al plan de bajas voluntarias.
Montaner se ha comprometido a trasladar las demandas a recursos humanos. Entre tanto estos 18 trabajadores permanecen en sus casas conectados pendientes de su reubicación.
Crítico dice
Lo llamaron “transición justa” y se ha quedado en un eslogan publicitario . Todas las promesas políticas han ido a saco roto.
Antonio dice
La transición justa fue para el personal de Enel.