El bailarín, coreógrafo y director de ‘Danza Viva’ ha protagonizado este sábado la tercera jornada de Luna de Agosto en Alcañiz con su espectáculo ‘Jota’. Una regreso «renovado» a la tradición, un «adentrarse en uno mismo» para poder ofrecer a los demás lo mejor, aunque sea de momento «mirándose solamente a los ojos». Miguel Ángel Berna ofrece su visión sobre el sector, sus carencias y oportunidades.
¿Qué significa volver a Alcañiz?
He tenido la suerte de presentar mis espectáculos aquí por lo menos cinco veces. Es cierto ya hacía bastantes años que no venía, desde 2015 cuando nos dieron el premio Trovador. Alcañiz es un sitio muy querido para mí porque la Jota que he bailado desde pequeño y con la que me presentaba a los concursos era la Jota de Alcañiz. Con esa Jota fue con la que me llevé el primer premio del certamen oficial en el año 85. Además, siempre ha estado muy presente el Bajo Aragón porque tengo buenos amigos aquí y un contacto muy directo. Tengo un gran cariño por esta tierra.
¿Cómo vuelve la danza a los escenarios tras la convulsión provocada por el coronavirus?
Estamos en un momento de reflexión de todo lo que nos está pasando. Claro que nos ha afectado. Piensa por ejemplo que una de las coreografías que trabajé con Cesc Gelabert, un coreógrafo estupendo, la tuvimos que terminar por videoconferencia. Para nosotros como artistas es complicado porque lo nuestro es algo más directo, difícil de teletrabajar. Necesitamos ver a la gente a la cara, a los ojos, que es lo único que podemos hacer ahora. Es la imposibilidad de poder dialogar. Más allá de estos detalles, de estas anécdotas, creo que es un tiempo de reflexión profunda, quizás de desacelerar esta vida tan acelerada que llevamos. No es que no haya que correr, pero correr siempre a todos los sitios es complicado. Es un tiempo de trabajar sobre las tradiciones, ver el contexto histórico en el que se han creado, cómo se han adaptado a nuestra sociedad… Todo esto implica cambios desde muchos puntos de vista.
Ha pisado los grandes escenarios del mundo, ¿qué supone ahora volver a las pequeñas localidades? Un regreso en cierta medida también motivado por el covid
Siempre es bueno volver de nuevo a los inicios. En mi caso fue un contraste muy grande. Pasé directamente de los remolques, de los escenarios de los pueblos en mis inicios en los años 90 -que es donde yo bailaba con los grupos folclóricos-, a los grandes teatros del mundo. Es como jugar al fútbol en el campo de tu pueblo y de repente meterte en un estadio de primera división a jugar la Champions. Entonces creo que es importante que volvamos otra vez a estos circuitos, a buscar la esencia que todavía tenemos que encontrar en los pueblos alejados de las ciudades. Son oportunidades que tenemos que aprovechar. Es estupendo que haya cosas en directo, aunque sea mirándonos a los ojos solamente. Hay ya un contacto a través de la música, de la danza, del gesto, de lo que no se ve quizás… La función del arte es trascender …Cada uno somos un universo . Este es un sitio mágico, con cariño, con la gente muy cercana… Lo macro se convierte en mirco pero está la misma potencialidad .
¿En qué consiste el espectáculo 'Jota'?
Se trata de un bailarín y cuatro músicos, además de los técnicos que están detrás. Es algo muy directo. Para mí es volver a los inicios cuando presenté el primer espectáculo en Madrid, Rasmia, en el círculo de Bellas Artes. Hablamos del año 99, ha llovido mucho desde entonces. Es volver a esta soledad, a encontrar también las tradiciones que nos cuentan, más en este tema de la Jota, porque solo estamos acostumbrados a verlas en los grupos folclóricos que es de donde yo vengo. No se baila ni se canta a diario en la calle. Hay que mirar al pasado, el problema es que siempre lo hemos hecho pero desde una fecha. La Jota que hemos bailado en los grupos folclóricos pertenece a la sección femenina. No es ni bueno ni malo. Es sencillamente que antes tuvo una finalidad. Hablamos de finales del siglo XIX principios del XX. Hay que pensar que la Jota pertenece al medio rural.
¿Por qué la Jota no tiene esa trascendencia internacional?
Es verdad, no la tiene. Es una gran equivocación comparar al Flamenco con la Jota por ejemplo, siempre lo he dicho. Es una reflexión que hay que hacerse. Pero no por entrar al debate de qué es mejor y qué es peor. Es sencillamente que el Flamenco está vivo, el Tango argentino que es Patrimonio de la Humanidad está vivo, el Fado está vivo… Son fenómenos utilizados por la gente en el día a día, pero porque han sabido adaptarlos. Cantar y bailar hoy una Jota pensando que somos hombres de campo es muy complicado porque ha cambiado todo. El contexto histórico, social, económico, político y por supuesto el cultural. Con este hecho las nuevas generaciones se han descolgado.
¿Qué significa 'se han descolgado'?
Si yo te pregunto, ¿en tu día a día vas a ver bailar Jota?, ¿la utilizas a diario?, ¿la escuchas? ¿te interesas por ella? Yo sé lo que me vas a decir….No está vigente. Por supuesto que es un género que pertenece a nuestra tierra, algo identificativo, pero solamente está en los escenarios. En el día a día no fluye. Nos hemos quedado con las bandurrias, con las guitarras, con los laúdes…, pero las nuevas tecnologías, la electrónica, los nuevos instrumentos no se han abordado y debemos de hacerlo. Lo bonito de la tradición es saberla adaptar en el momento histórico en el que vivimos. Por supuesto no hay que perder sus valores: el esfuerzo que tenemos que hacer en la vida para salir adelante, para ser felices, para vivir… Esto es lo que se nos ha olvidado.
¿Cómo se puede recuperar o actualizar la Jota?
Es una tradición que desgraciadamente se ha quedado obsoleta y hemos perdido el hábito. Cuando una sociedad pierde el hábito, prácticamente lo pierde todo, porque es muy complicado recuperarlo. Hace falta tiempo y vivimos en una sociedad en la que la carencia más grande es precisamente el tiempo. Necesitamos tiempo y no lo tenemos. Hay que reflexionar profundamente sobre esto.
¿Qué papel tienen las castañuelas?
Son fundamentales. En este espectáculo hay cuatro cambios de castañuelas, las mías de siempre. Es un instrumento que para mí ha pertenecido a la tradición, las utilizo de corazón. Pero necesitaba un lenguaje más allá de lo que todos conocemos y que he ido descubriendo con el tiempo, muy despacio, para adaptarlo al contexto histórico que estamos viviendo y a nuestro día a día. Las castañuelas vienen de muy atrás, Mesopotamia, Egipto …. En su momento tenían una finalidad o una funcionalidad, para mi es importante recuperarlas. Es mi forma de hablar, la manera en la que intento conectar conmigo mismo y con el público.
Físicamente, ¿qué es lo que se necesita para bailar Jota?
Es un baile muy exigente. Conforme pasan los años a mí me cuesta más. Con 53 años estar solo en el escenario, haciendo este tipo de danza de ataque, es un reto. Pero forma parte de nuestro carácter, de esa rasmia que hoy hemos perdido en general. También hay que estar bien mentalmente. Tampoco hay que obsesionarse, hay edades para bailarla, y cada edad tiene una forma de bailar, para cada edad es bonita… Todo tiene su tiempo y su edad. En resumen, depende de las facultades físicas, pero cuando te van cayendo los años, adquieres más sabiduría de vida y también la vas plasmando en el escenario. La finalidad de la danza es entrar dentro de uno mismo. Con todo este tema de la pendemia creo que los más olvidados somos nosotros mismos ya que nos hemos olvidado de nosotros. Todo lo proyectamos hacia fuera, con lo que está pasando en el mundo. Esto te hace volver a reflexionar, volver a ti…
¿Cómo ve la introducción de los jóvenes y de las nuevas generaciones en el sector?
No existe una introducción generacional. Cuando era joven yo era el único que bailaba de todos mis amigos, poco más. Casos como el mío tan discriminados o puntuales, cuando los juntas parece que hacemos una masa, y dices: ‘mira cuanta gente baila y danza’. Pero no es real porque lo debería de hacer todo el mundo. La gente joven tendría que estar. El problema es que no hay enganche porque la hemos dejado muy atrás… Es como tener un ordenador desde hace 20 años que era estupendo entonces y sacarlo hoy en día… Quizás en su momento era el mejor pero hoy no sirve. ¿Cómo recuperamos todo este tiempo perdido, los 20 años de progreso en el ordenador? Lo mismo pasa con la danza, tenemos que atender a ese progreso. Es por eso que mi ánimo es intentar buscar puentes, yo no me puedo ponerme en el cuerpo de un joven de 20 años, ya no…