Rocío Gil Mor (1984) se crió en La Iglesuela del Cid, pueblo que cambió en su adolescencia por Teruel, primero para estudiar y después para trabajar. Estudió el Bachillerato de Artes y después un módulo superior de decoración de interiores, conocimientos que le abrieron la puerta a trabajar como delineante cinco años en una empresa de ingeniería y arquitectura. «Era artístico pero de otra forma, no podías dar mucha rienda suelta a la creatividad», ríe.
Fue en 2011, año que arrastró la crisis que estalló tres años antes, cuando se planteó volver a estudiar. Optó por Bellas Artes en Teruel, carrera que acabó en 2014, momento en que llegó la pregunta clásica de fin de estudios. «¿Qué hago?», se preguntó y encontró la respuesta en lo que hacía tiempo que le iba tirando desde su interior. «Con mi experiencia laboral y los estudios, decidí probar a ganarme la vida en Iglesuela, quería volver», dice.
Dicho y hecho, apostó por emprender en su pueblo junto a su pareja, Ximo Puig Nebot (1981), un castellonense que hunde sus raíces también en el pueblo. Hicieron un estudio de viabilidad y a menos de cien kilómetros vieron que no había un servicio de serigrafía, que era lo que tenían pensado. En diciembre de 2015 pusieron en marcha su proyecto al que llamaron Chuzos de Tinta con Rocío como avanzadilla. Apenas cinco meses después, era viable y se sumó Ximo, que hasta entonces iba y venía los fines de semana. Dejó su trabajo en una azulejera en Castellón y ya se instalaron juntos en La Iglesuela donde hace casi dos años ampliaron familia con la llegada de una niña.
En el taller ampliaron también oferta, por lo que además de estampación de camisetas, comenzaron a realizar el diseño gráfico de cartelería, tarjetas, invitaciones de celebraciones, además de encuadernación artesanal. «Es un proceso que iniciamos desde cero, está todo hecho y cosido a mano y, desde luego, es muy personal», añade. Diversificar fue un acierto porque la pandemia se llevó por delante las fiestas patronales, momentos de más volumen de trabajo para uniformes de peñas y cuadrillas.
Ambos se formaron específicamente en las tareas que desempeñan. Tanto en la serigrafía como en diseño gráfico y encuadernación. «Ximo venía de otro sector y yo, aunque sí que vengo las artes y el diseño gráfico era lo que más me llamaba la atención desde siempre, me tenía que formar en esto. En este sector estamos en continuo aprendizaje y reciclaje», explica.
En su familia, «salvo algún primo que toca artesanía», no encuentra a nadie que se dedique a las artes pero desde niña se visualiza dibujando. Nunca dejó de hacerlo y lo artístico fue creciendo a medida que lo hacía ella hasta el punto de querer estudiar Arte con el fin de convertirlo en su medio de vida. Se siente afortunada de poder dedicarse a lo que le gusta y en eso puso el empeño junto a su pareja cuando decidieron lanzarse. «Nos tenía que gustar a los dos y esto es una maravilla, estamos muy contentos», sonríe. Ahora sí puede dar rienda suelta a su creatividad y además, la clientela se deja aconsejar. «Incluso hacemos neceseres, mochilas y demás para el bebé que va en unas cajitas para que las familias puedan crear y sean partícipes», apunta.
La importancia del producto local para Chuzos de Tinta
Con la apertura del taller también procuran preservar expresiones locales que estampan en artículos como camisetas. «Son expresiones muy de aquí y así ayudamos a que no se pierdan. A los del pueblo les gustan y así presumen cuando van fuera de viaje o a su lugar de residencia si no viven aquí de manera fija», sonríe.
Gil defiende el papel de los comercios locales en muchos sentidos, tanto por el trato cercano y en primera persona, como porque todo lo invertido en uno repercute en el resto. Como muestra un botón, porque también colaboran entre artesanos locales y algunas de sus encuadernaciones tienen materia prima de Artesanía Textil Puig que Eduardo Puig, quien comparte parentesco con Ximo, sigue tejiendo en los telares de 1.700. «Empleamos retales suyos para hacer algunos trabajos y la gente también lo aprecia, es otro uso más de la tela tan característica y valorada de este pueblo», concluye.