Nombrada en junio mejor árbitra de la Primera División femenina de fútbol, Marta Frías es a sus 39 años un referente para muchos árbitros aragoneses. Comenzó su carrera arbitral con apenas 20 años, en un momento en el que el fútbol era patrimonio masculino. «En aquella época era un poco «rara avis», pero yo fui una de las primeras que pegué el portazo para poder estar donde estamos ahora», recuerda Frías.
Dos décadas después, esta colegiada adscrita a la Federación Aragonesa de Fútbol reconoce que el trato a las árbitras en el campo ha mejorado pero todavía falta mucho por hacer. «Todos los partidos que pitaba siempre escuchabas alguna calamidad, ahora ya no tanto», explica.
El mayor problema ahora en el fútbol, considera Frías, está en el fútbol base, en las categorías que abarcan desde benjamín a juveniles. «Yo he visto una bronca entre padres en la grada y a sus hijos salir del campo para ir a separarles y llorar por lo sucedido. Ellos se ponen nerviosos y ven que sus padres no lo hacen bien. Una de las cosas a corregir en el fútbol es el comportamiento de algunos padres, que no saben comportarse, es nuestro talón de Aquiles», reivindica esta árbitra del colegio aragonés.
Sin embargo todavía se siguen dando casos en categorías superiores relacionados con ataques verbales a mujeres árbitros de fútbol. El último tuvo lugar el pasado nueve de diciembre en Fuerteventura, en las Islas Canarias, cuando un aficionado se dirigió a una joven árbitro asistente y le espetó: «¡Ay, esos tobillos! Como te pille fuera, te violo. Te voy a partir la cara». «Sé que ha vuelto a pitar, y le trataron con mucho más cariño que con el que normalmente nos tratan», comenta Frías quien segura que lo que más siete un árbitro cuando recibe insultos y amenazas en el campo es miedo. «Tienes que estar más alerta, pero yo siempre digo que al miedo se le gana echándose para adelante. Y si te pasa, te vas del campo, a tu casa, y luego ya denuncias o haces lo que consideres pertinente», reconoce esta colegiada.
Marta Frías, en sus 19 años como árbitra profesional, también ha sido objeto de violencia verbal. Fue Hace ocho años cuando acudió como asistente a un encuentro de Segunda División en Lleida. «Mi compañero tuvo que parar el partido porque me estaban gritando cosas desde la grada. Luego el partido se reanudó. En el acta el árbitro principal reflejó textualmente los insultos que Marta Frías recibió: «Enseña las t…, p…», «te vamos a f…», «seguro que aquí ganas más que de p…». Aquel incidente en 2011 fue la primera denuncia por insultos sexistas en el fútbol profesional español. «Cualquier insulto me parece muy grave, a nosotras o a otro compañero, yo ya no diferencio entre chico o chica», dice Frías.
A pesar de los insultos nunca se ha planteado dejarlo. Considera que hay mucha gente que acude a un campo de fútbol para desahogarse y descargar su rabia en un árbitro que lo único que intenta es hacer bien su trabajo. Después, comenta esta colegiada del comité aragonés, algunos se arrepienten.»A mí me han venido a pedir perdón dos veces. Una me la tomé bien y la segunda no la acepté. Yo misma paré el partido para decirles a los padres que se callaran, porque no podían hacer lo que estaban haciendo y cuando me vino a pedir disculpas creo que llegaban tarde. Primero hay que pensar qué estás haciendo mal y luego no hacerlo. Realmente creo que ese padre volverá a hacer lo mismo», reconoce esta árbitra veterana.
Sanciones para los que insultan o agreden
El abogado de la Federación Aragonesa de Fútbol, Manuel Torralba, reconoce que las sanciones por ataques verbales a un árbitro durante un partido de fútbol no son demasiado duras. «En los tres últimos años solo ha habido una denuncia en Aragón por violencia verbal o física a una árbitra», recuerda Torralba.
Según este abogado, los comités de competición y disciplina deportiva de la Federación Aragonesa de Fútbol revisan semanalmente aquellos insultos o menosprecios que se reflejan en las actas de los partidos de fútbol. «Ven un diez por ciento de las actas de cada fin de semana, que son las que describen expulsiones o incidentes con el público asistente al partido. De éstas, un noventa por ciento contiene expresiones leves de insultos a árbitros, siendo un setenta y cinco por ciento expresiones leves y el resto insultos», apunta el abogado de la Federación aragonesa.
En cuanto a las sanciones, Torralba explica que las multas por delito de lesiones leves a un árbitro son de uno a tres meses y entre seis y doce meses por delitos graves, cuando la agresión requiere cirugía o seguimiento médico posterior. La cantidad económica en estos casos la determina el juez en función de la capacidad económica del encausado.
Las sanciones por agresiones verbales a árbitros están recogidas en el artículo 208 del Código Penal. «Se castigan con una multa económica de entre tres y siete meses, y si son insultos publicados en redes sociales, el castigo puede llegar a los catorce meses de multa», argumenta el abogado de la Federación Aragonesa de Fútbol.