Carlos Sanz (Zaragoza- Pozuel del Campo, 1950) ha sido árbitro de futbol en Primera División, pero varios problemas de salud e incluso cuatro trasplantes de hígado le obligaron a cambiar de vida, algo sin embargo que afrontó con fuerza y positivismo. Ahora y en una nueva etapa, compaginándolo además con el deporte en el que ha continuado, promueve la superación y lo que a él le salvó, la donación de órganos, lo hace mediante la fundación que lleva su nombre.
El alpinista estará este jueves en el Palacio Ardid de Alcañiz a las 19.30 con su conferencia ‘La vida en un suspiro’, organizada por Caja Rural en colaboración con el Ayuntamiento. Además, por la mañana compartirá una jornada con el alumnado del IES Bajo Aragón en el que acercar su historia y una necesaria filosofía de vida.
Estarás en el Instituto y en el Palacio Ardid el jueves, ¿qué mensaje vas a intentar trasladar?
A los jóvenes intentaré transmitir que son nuestra sociedad y motor del futuro, que no dejen de creer en ellos, si no algo estamos haciendo mal. Por la tarde con los más mayores compartiremos una historia, algo que a veces necesitamos escuchar para entender el porqué de la vida.
¿Qué diferencia hay en el mensaje dirigido a jóvenes y adultos?
Los adultos tienen otra visión de la vida, pero con los estudiantes me gusta bajar al fango, ponerme a su altura para hacerles ver que son unos privilegiados, que la vida va de aprovechar las oportunidades y que el tiempo desgraciadamente no tiene retorno.
Hablas de primera persona, ¿tiene más efecto así el mensaje?
Son necesarios casos reales para que se puedan agarrar. Tienen delante a una persona que ha sido deportista de élite, árbitro en Primera División, y lo ha perdido todo, ellos se minimizan y dicen no me puedo quejar de nada. No soy un coach que da consejos, desgraciadamente mi preparación no ha sido esa. Por suerte tengo una historia que me permite lanzar un mensaje a través de la visión que tengo de la vida y como he sorteado cuántas dificultades me han venido. La presentación es muy amena, la gente se divierte.
¿Puede ser divertida una historia en la que la muerte está tan cerca?
Es divertido porque el final, por suerte, ha sido bueno. La línea que separa el éxito del fracaso o la vida de la muerte es finísima, a veces es un suspiro. De hecho, el nombre de la conferencia es eso, ‘La Vida en un suspiro’. Estoy feliz y me divierto muchísimo cada día a pesar de todo lo que he pasado. A la gente le sorprende cuando digo que soy feliz y estoy orgulloso, pero sería injusto tener una actitud de queja.
¿Qué importancia tiene esa actitud para sobrellevar una enfermedad o el día a día?
Total, hay que aceptar lo que la vida te va regalando, no puedes ser un inconformista contra algo que no puedes manejar. Lo único que podía hacer con las adversidades es estar preparado y luchar, no queda otra. Esos momentos en los que te encuentras al borde de la muerte te hacen ser más fuerte y entender lo que es realmente importante. El tiempo se va, entonces me encanta transmitir la idea de disfrutar cada momento como si fuera el último. Hay cosas que no valoramos porque no nos ha pasado ninguna situación grave como mi caso, pero los que lo hayamos pasado tenemos que recordarlo.
¿Qué actitud encuentras entre los jóvenes?
Valores como el respeto que tendrían que tener a veces no están, y lleva a problemas como el acoso escolar. No los tienen por estar debajo de un paraguas del entorno que les protege de los problemas, pero van a tener que enfrentarse a la realidad.
También intentas promover la donación de órganos, ¿por qué?
Hay que pensar que vivo de prestado, podría estar desde el año 98 en la otra parte. Cuando tienes esta oportunidad eres un privilegiado y todo lo que hagas será poco para agradecer lo que te han dado. Sin embargo, hay que ver también la parte inversa, ha fallecido un ser querido, no tiene solución, pero qué suerte que un órgano esté viviendo en otra persona y le esté dando vida.
Es una visión que también hacéis llegar desde la Fundación Carlos Sanz.
La intención es utilizar deportistas conocidos para que la gente lo vea y pueda influir. Son proyectos que quieres que tengan un retorno, pero sobre todo que te hagan feliz. Lo que haga me tiene que hacer feliz, si no te llena se puede decir que no.
Has estado en la elite deportiva, pero sigues activo en el deporte, ¿cuál es el próximo reto?
Sigo teniendo un sueño que es subir una montaña de 6000 m, es mi último gran reto, veremos a ver hasta dónde me deja mi organismo. Por desgracia cada día se acumulan nuevas dificultades y no sé hasta donde llegaré. Aparte de los cuatro trasplantes tengo dos prótesis de cadera, dos de rodilla y estoy en espera para prótesis de tobillo y hombros. Me gustaría subir esa montaña pero no sé cómo va a ser el futuro y cómo estaré en un año. El objetivo del resto es hacerle ver a la gente que aun en las situaciones más extremas con las dificultades más grandes que podamos imaginar todo se puede conseguir con voluntad, que el éxito es voluntad e insistir, las dos palabras para lograr el éxito.