Cretas mantiene los cortes de suministro diarios y los bomberos realizan dos o tres viajes diarios para llevar agua. 9 pueblos dependen de este río
La extrema sequía vivida a lo largo de todo el año no se ha resuelto con las últimas precipitaciones. Al menos, no en todo el territorio perteneciente a la margen derecha del Ebro. En la cuenca del Matarraña la falta de agua en el río Algars está afectando ya al suministro de boca en localidades como Cretas. Asimismo, en las comarcas de Andorra-Sierra de Arcos y el Bajo Martín se han aprobado una serie de restricciones que afectan, por el momento, a los regantes debido al escaso nivel de agua del embalse de Cueva Foradada, en Oliete.
En la cuenca del Matarraña los principales problemas de carestía se encuentran en el río Algars, último y más oriental de sus afluentes y que se junta con el Matarraña en Nonaspe. En estos momentos presenta un mínimo caudal, con varios tramos totalmente secos. Además, son varias las localidades que temen que la situación continúe agravándose. Es el caso de Cretas, donde el Ayuntamiento se ha visto obligado a cortar el agua entre las doce de la noche y las seis de la mañana, repitiendo una situación que no se vivía desde 1999. Los cortes comenzaron el 4 de agosto y la situación no ha hecho más que empeorar con la masiva llegada de turistas y segundos residentes que disfrutan estos días de las fiestas mayores.
El consistorio recurrió el martes al servicio provincial de bomberos, que lleva a cabo entre dos y tres viajes diarios para inyectar 12.000 litros en cada viaje. Los camiones toman el agua, ya tratada, de los depósitos de la localidad de Valderrobres que se ha prestado a colaborar con sus vecinos cretenses.
Además de la toma de aguas principal que la localidad tiene en el cauce del río y que apenas proporciona caudal, existen tres manantiales de reserva que se encuentran totalmente secos. No obstante, gracias a un acuerdo con la vecina localidad de Arnes (Tarragona) se ha ido paliando el problema hasta ahora, cuando la bajada del nivel del río está provocando que durante estos días Arnes comience a tener dificultades para llenar sus propios depósitos. «La situación está siendo muy complicada. Debemos agradecer la colaboración que estamos teniendo por parte de Valderrobres y también la que hemos tenido hasta ahora con Arnes», subrayó ayer Fernando Camps, alcalde de Cretas.
Pese a que en el resto de la cuenca no solo no está existiendo ningún problema sino que las necesidades tanto de agua de boca como de riego están totalmente aseguradas, la meteorología de estos últimos meses hizo que en la subcuenca del Algars las lluvias fueran sensiblemente inferiores que en valles vecinos occidentales (ríos Ulldemó, el Matarraña, Pena y el Tastavins). Muchos ciudadanos deben llenar por la noche garrafas de agua para tener una mínima reserva en sus casas y lugares de trabajo. «Para nosotros es un problema, pero el consistorio está haciendo todo lo que puede y a primera hora de la mañana ya volvemos a tener agua», explica Ciprian Craiu, que regenta un bar en Cretas.
Otra de las localidades que teme tener que restringir el consumo de agua es Arens de Lledó. El consistorio emitió un bando en el que ruega a los vecinos que economicen el agua disponible. «Demandamos que se ejecuten las obras pendientes de regulación que llevan demasiados años olvidadas en un cajón», denunció Manel Gallén, alcalde de Arens de Lledó.

Tres proyectos guardados en un cajón
Cabe recordar que el Algars no cuenta con ninguna infraestructura de regulación en sus más de 80 kilómetros de recorrido. El río transcurre por las localidades aragonesas de Cretas, Arens, Lledó, Maella, Fabara y Nonaspe, además de Arnes, Caseres y Horta de Sant Joan en Cataluña. Por todo ello, los alcaldes de los pueblos ribereños reclaman una solución. Tres son los proyectos con los que cuenta el río desde hace dos décadas.
Uno de las más viables a corto plazo consiste en la perforación mediante un sondeo en un acuífero situado aguas arriba y que, según un estudio llevado a cabo en 1999, dispondría de agua suficiente para abastecer a la localidad en caso de extrema sequía como la que se está viviendo en la actualidad.
El segundo de los proyectos pasaría por la ejecución de la balsa lateral de Serrat de 1 hectómetro cúbico de capacidad.
Su ejecución ya aparece en el Dictamen de La Fresneda de 2006 en el que se apostó por este tipo de regulación y que dio sus frutos parcialmente con la construcción de dos balsas en el Matarraña. Sin embargo, el proyecto de la balsa de Serrat no está aprobado y tampoco cuenta con financiación. «Reclamamos la urgencia de poder contar cuanto antes con esta balsa que solucionaría los problemas de agua de boca», añadió Camps.
Existe una tercera propuesta que pasaría por la construcción de una presa sobre el cauce del río pero que no cuenta con el apoyo de los agentes sociales de la cuenca.
Restricciones en Foradada
Aunque todavía no han acusado problemas en lo que respecta al suministro de boca, los regantes de las comarcas de Andorra-Sierra de Arcos y el Bajo Martín ya han registrado las primeras restricciones.
El sindicato central de regantes del pantano de Cueva Foradada comenzó la campaña de riego con un volumen embalsado de 7,5 hectómetros cúbicos, una cantidad que, a día de hoy, es menor de los 4,4 hm3. Está al 20,16% y la situación es alarmante puesto que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) fija como volumen mínimo a respetar en el embalse 3 hm3 para garantizar el agua de boca. De hecho, la cuenca del río Martín se encuentra en situación de «emergencia» según los indicadores del protocolo de la Confederación. El organismo de cuenca envió una carta a los sindicatos para que no realizaran segundas cosechas.
Ante este escenario, el Sindicato Central de regantes decidió en Híjar en junio repartir ese hectómetro sobrante entre varios municipios de la mancomunidad (Ariño, Albalate, Urrea, Híjar, La Puebla, Samper, Castelnou y Escatrón). Asimismo, se dio el visto bueno a una serie de medidas para garantizar los usos prioritarios y usar el agua con responsabilidad. Se prohibió regar rastrojos y huebras hasta el 12 de octubre y se acordó reducir el riego de choperas a una vez al mes.
La situación, aseguran, que mirando al promedio histórico, se suele repetir cada diez años. «Cinco se riega sin problemas, tres hay dificultades y dos prácticamente no se riega. Este, las reservas están al límite», valora el alcalde de Albalate y presidente de la Comarca del Bajo Martín, Antonio del Río. «El agua de boca se garantizará pero veremos qué pasa con el olivar de invierno», añade el alcalde de Urrea de Gaén, Joaquín Lafaja. «Este año empezamos con menos hectómetros que el pasado, cada vez está más limitado y lo peor es que no se toman medidas para anticiparnos a la sequía», añade el presidente del Sindicato de Riegos de Ariño, José Ruiz, que considera que balsas laterales o prever una reserva de agua aprovechando manantiales como el de Los Baños, poría ser una solución. «Si debemos limitarnos a una cosecha, es imposible que la agricultura resulte rentable», lamenta.
Las últimas lluvias han aliviado la situación de embalses como Calanda o La Estanca, que ya están casi a la mitad, aunque no lo suficiente. «Lo ideal es que hubiera llovido en la parte alta y que se llene Calanda. El agua nos ha venido bien pero nos supondrá un par de días de no regar», dice el presidente de la Sociedad Cooperativa del Campo de Nuestra Señora de los Pueyos, Juan Carlos Brun. Se cubrirán las necesidades de riego ya que, las malas previsiones de primavera llevaron a no hacer segundas cosechas. Por consiguiente, «también habrá menos que regar», concluye.