En una Semana Santa sin procesiones ni los tradicionales actos vinculados a estas fechas, el territorio se ha reinventado para seguir ofreciendo opciones de ocio para visitantes e incluso para los propios vecinos. El turismo de naturaleza ha sido durante estos días una apuesta segura marcada por el buen tiempo que ha predominado a lo largo, sobre todo, del fin de semana. La gran cantidad de senderos turísticos existentes en todas las comarcas del Bajo Aragón histórico y Cuencas Mineras ha permitido vivir una Semana Santa diferente y al aire libre, una opción tomada por muchos dada la situación actual y para evitar riesgos frente al covid-19. En pareja, en familia o en grupos de amigos, y siempre acompañados de la ya habitual mascarilla, los caminos se han llenado este puente de senderistas y amantes de la bicicleta.
Las rutas más conocidas del territorio, como el Parrizal de Beceite, las pasarelas de Montoro y Aliaga o el barranco de Valdoria de Albalate del Arzobispo, han sido muy transitadas tanto por vecinos de la zona que han aprovechado para salir de excursión como para visitantes de las tres provincias aragonesas. «Montoro ha sido un éxito total esta Semana Santa. Desde el jueves hasta el sábado el aparcamiento se ha quedado pequeño. Calculo que han pasado bastante más de mil personas al día«, cuenta Carmen Olague, vecina de esta localidad del Maestrazgo.

En Albalate, la ruta de Valdoria también ha contado con gran tránsito de personas. En la jornada del domingo varios grupos de personas, tanto adultos como niños, completaron el recorrido hasta la presa en un día soleado en el que disfrutar de la belleza del entorno. La afluencia de senderistas llegó incluso a dejar sin espacio la zona que habitualmente sirve de parking, desde donde se toma el sendero que lleva a los antiguos depósitos. A este respecto, cabe destacar que en Castelnou ya el sábado se organizó una marcha senderista para disfrutar del día.

En Andorra a lo largo de la Semana Santa se programaron una serie de visitas guiadas para conocer a fondo su patrimonio natural y cultural. En total fueron cuatro rutas temáticas: las naturales discurrían por el sendero de Val de Molinos y el Estrecho; y las culturales visitaban el poblado íbero de El Cabo y el casco urbano de Andorra. En esta última resultó interesante la utilización de fotografías de archivo que permitían conocer cómo ha variado la localidad con el paso de los años. En la última de las visitas guiadas, celebrada en la tarde del sábado, gran parte de los asistentes fueron vecinos de la localidad que conocieron a través de la guía Begoña Planas curiosidades sobre la plaza del Ayuntamiento o la Iglesia de la Natividad, que atesora numerosas historias que en la mayoría de las ocasiones son poco conocidas por los andorranos.

Por su parte, Calanda también organizó visitas para conocer su patrimonio, con una ruta turística que tuvo gran acogida. El miércoles ya se habían llenado los grupos de dos días. En oficinas de turismo como la de Caspe se ha trabajado estos días ya que han ofertado numerosas opciones de visitas guiadas para conocer la Ciudad del Compromiso desde varias perspectivas. Esta comarca y su entorno natural con el agua como predominante ha sido destino elegido por muchos turistas en estos días.
Sensación agridulce en el Bajo Aragón
Desde la Asociación Turismo Bajo Aragón hacen balance en este Domingo de Resurrección. Aseguran que han «conseguido superar la previsión del 47 % de ocupación que teníamos, llegando al 52 % con las reservas que nos han entrado a última hora. Pese a este porcentaje, que calificamos de muy bueno teniendo en cuenta la situación sanitaria que estamos atravesando, hemos tenido que rechazar numerosas reservas que no pertenecían a nuestra comunidad autónoma y, por otro lado, que no eran convivientes».
Por otro lado, continúan, «la normativa actual nos ha obligado, por limitación de aforos en nuestros alojamientos, a ajustar los precios mientras que las estancias han sido más cortas, por lo que el impacto económico ha sido muy por debajo de lo que estamos habituados en estas fechas. Asimismo, somos conscientes de que muchos clientes no han podido reservar visitas guiadas ni comer en algunos de nuestros restaurantes por estas limitaciones de aforo«.
Lo más positivo es la «gran satisfacción que nos ha producido atender a numerosos clientes de Zaragoza y Huesca, que han valorado positivamente nuestros servicios y se sorprendido gratamente con nuestro territorio, prometiendo una nueva visita. Sin duda, ésta ha sido una oportunidad para promocionar la escapada de fin de semana al Bajo Aragón», concluyen.
Las escapadas y el público zaragozano animan la hostelería en el Matarraña
La comarca del Matarraña salva con cierta motivación la Semana Santa debido a la afluencia de personal a pesar de la situación. El confinamiento perimetral de Aragón ha hecho que el perfil del visitante en una comarca limítrofe con Cataluña de donde proceden tradicionalmente la mayoría de sus visitantes, estos días esté siendo autóctono de la comunidad.
Por esta situación se han hecho notar las excursiones al día especialmente en las oficinas de turismo y en la hostelería a las horas de las comidas. En Valderrobres terrazas y comercios ya trabajaron Jueves Santo gracias a los visitantes pero también a los clientes locales y de municipios cercanos tanto del Matarraña como del Bajo Aragón. Que en la Ruta no hayan salido a la calle tambores ha provocado que muchos bajoaragoneses hayan elegido el Matarraña para una escapada.
Para la Asociación de Empresarios del Matarraña estos días son «un balón de oxígeno» porque incluso algunos establecimientos que permanecían cerrados se habían animado a abrir. En Jueves Santo, la ocupación de alojamientos superaba el 75% en Matarraña y también Maestrazgo. «Hemos tenido trabajo, después de unos meses tan duros estábamos con cierto desánimo y esta Semana Santa nos da ilusión», dijeron este sábado desde la oficina de turismo de Valderrobres. Atendieron principalmente consultas y visitas de núcleos familiares y parejas de las tres provincias y, sobre todo, de Zaragoza. Uno de los retos de los últimos años ha sido captar la atención del público zaragozano que siempre suele mirar hacia el Pirineo. En cuanto a la gente de la propia provincia, la campaña de Diputación de Teruel ha ido dirigida precisamente a la promoción interna. Misma situación en Calaceite, capital cultural del Matarraña, que ya en Miércoles Santo comenzó a vivir una afluencia constante de personas, principalmente, zaragozanos y oscenses. Este goteo no cesó y, desde la oficina de Valderrobres calificaron de «sensacionales» Jueves y Viernes Santo y entre las visitas que acudieron al día y las que lo hicieron con alojamiento, destacaron los usuarios de autocaravana quienes disponen de un área específica en el pueblo.

En Beceite en la tarde del sábado quedaba disponible «alguna entrada suelta» al Parrizal para la tarde de domingo. «Se vendieron los cuatro días enseguida. No es como cualquier Semana Santa normal pero hay más gente de lo que yo esperaba en el pueblo», valoró el alcalde, Juan Enrique Celma, quien destacó la presencia de mucho turista del resto de la provincia. El Ayuntamiento decidió poner en marcha el control de regulación de acceso de El Parrizal en marzo y a mitad de semana ya estaba casi al completo. Celma hizo un llamamiento a «cumplir en todo caso» las normas de distanciamiento social.
También las empresas de turismo activo comenzaron a recibir llamadas a pocos días del puente. Algunas tuvieron que reinventarse para atraer clientes que demandan actividades en la naturaleza y que, debido a la prohibición de cambiar de comunidad autónoma, se han visto alteradas. Es el caso de Matarraña Aventura que trabaja en la Vía Verde Val de Zafán que une Aragón con Cataluña. Son ellos los que se desplazan con su justificante entre Cretas y Arnes para trabajar con los dos públicos. Las previsiones de lluvia hicieron que negocios como este hayan tenido que ir trabajando al día. «Se anunciaba el diluvio y luego nada y eso ha animado las reservas casi día a día. Nosotros, contentos de trabajar», apuntó Javier Arias, de Matarraña Aventura.
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Con el viento de la zona los aerosoles con la pandemia llegan a Mallorca, por lo menos.