Al menos tres vehículos han ardido en el Bajo Aragón en lo que va de verano. Los sucesos se produjeron a finales de julio -el mes más cálido en España desde que hay registros- en apenas un periodo de siete días. Un coche se incendió en la N-232, a la altura del polígono Las Horcas de Alcañiz, el día 22 de julio. La misma mala suerte corrió un camión que circulaba entre Aguaviva y la Virgen de la Balma (A-225) el 27 de julio. Un día después, el 28 de julio, un tractor se calcinó en una finca rural en Híjar. Aunque la causa del incendio en cada caso fue distinta, las altas temperaturas y la hierba seca fueron decisivas en la rápida propagación del fuego. «Lo que ha ocurrido este verano es una cosa singular y un poco extraña», señala el mecánico bajoaragonés Marcos Dolader, quien aclara que, de normal, «no suelen arder los vehículos».
El coche que se calcinó en Alcañiz quedó completamente carbonizado por dentro y fuera, incluyendo carrocería, chasis y gomas. El conductor detectó un fallo en el motor y pudo abandonar a tiempo el vehículo. La Guardia Civil no descartó que el incendio comenzase por algún tipo de avería, hipótesis que también comparte Marcos Dolader, jefe de taller en Auto Martín Alcañiz. «La persona que conducía vio el humo dentro del vehículo, por lo que es probable que se generara algún cortocircuito», apunta Dolader. El fallo en el sistema de cableado produce sobrecargas y por tanto, el calentamiento de determinadas zonas que puede llegar a inflamar el material combustible de alrededor, como el tapizado y las espumas.
Dolader señala que el mal estado de la instalación eléctrica es la causa más común en los incendios de vehículos. Las fugas y pérdidas de fluidos por un mantenimiento inapropiado, a veces por ahorrar dinero, también pueden ser el origen de las llamas, sobre todo en verano. «Si el vehículo no está en perfecto estado y tiene alguna pequeña fuga de combustible, que cae en una zona que está a una temperatura muy alta, puede generar un incendio», explica el mecánico. La hierba seca favorece, asimismo, la propagación de las llamas. Cuando ardió el camión en la A-225, a causa de una avería, el fuego se extendió a la maleza de los arcenes y afectó a unos 300 m² de vegetación.
Tubo de escape a más de 600 grados
El tubo de escape de un coche diésel, al igual que el de un camión o un tractor, puede llegar a alcanzar entre 600 y 700 grados a pleno rendimiento. «Con estas altas temperaturas, cualquier roce con un material que sea inflamable puede generar una combustión. No hace falta que haya una chispa ni nada, solo por el exceso de temperatura arde», explica Dolader. Esta tercera causa de los incendios de vehículos, también cobra más peso en verano, ya que en invierno «todo lo que toca el tubo de escape enseguida se enfría».
De hecho, se han producido casos en los que el vehículo ha ardido estando aparcado y apagado el motor. «La temperatura del tubo de escape sigue siendo muy elevada, por lo que si debajo del coche hay residuos que sean combustibles, como hierba seca, pueden arder», aclara el mecánico.
Las razones por las que se calcinó un tractor en una finca rural de Híjar no se hicieron públicas, aunque Dolader apunta a que la principal causa de los incendios en tractores es porque «se llenan de restos de hierbas de trabajo que entran en contacto con el tubo de escape». También pueden sufrir averías, por ejemplo un pequeño fallo de ajuste que haga que empiece a rozar hierro con hierro, que generen chispas. Al estar en zonas con vegetación seca -sumado a las altas temperaturas-, la propagación de las llamas es inmediata.
Negligencia
Los vehículos también arden en ocasiones por la negligencia de sus dueños. «Puede ocurrir que el conductor deje unas gafas de sol en el salpicadero, que produzcan efecto lupa bajo el sol y se quemen los asientos», ejemplifica Dolader. También puede pasar con una botella de cristal o con un ambientador del mismo material que cuelga del retrovisor central. «Se puede producir tanto en invierno como en verano, aunque las probabilidades son mayores en esta época porque hay más horas de sol y una temperatura más alta dentro del coche», matiza. Un vehículo aparcado al sol, cerrado completamente, puede alcanzar entre 60 y 70 grados.
Reventón
Con las altas temperaturas también aumenta la probabilidad de tener un reventón de rueda. Sobre todo, cuando el neumático es viejo (tiene entre 7 y 8 años) y está más duro de lo normal. «Al subir la temperatura del aire y del asfalto, sube la presión del neumático. Si ya de por sí está duro, es fácil que al pisar algo en la carretera reviente», explica Dolader. Como consecuencia, el vehículo puede salirse de la vía o invadir el carril contrario. A una velocidad de 70-80 km/h, sería un accidente grave.
En el caso de los camiones, que tienen más ruedas, un reventón no tendría consecuencias graves para el conductor, a no ser que afecte a una rueda que lleve la dirección. Quienes más se verían perjudicados, serían los vehículos que circulasen detrás, ya que los neumáticos cuando revientan desprenden mucho material, como alambres y gomas.
Se armo la gorda dice
A ver si destrozan el polígono las horcas, lo hierva de las aceras y rastrojos están secos, no me extraña que venga un cuarto.