Los vecinos conocieron con todo detalle de explicaciones cómo funciona el modelo humedal con plantas macrófitas
Torrecilla de Alcañiz es una de las localidades que optó por depurar sus aguas con una estación modelo humedal a base de plantas macrófitas. La infraestructura está terminada y comenzó a funcionar hace casi un mes. Calculan que en un mes o dos, las plantas ya estarán crecidas y haciendo su papel al cien por cien. Este diseño está pensado a una población de diseño de 500 habitantes. Como informaron, los parámetros de la Estación Depuradora son 75 m3/día o bien 0,87 lit/seg.
Este proyecto se ha ejecutado con 300.000 euros aportados por el Instituto Aragonés del Agua (IAA) a los que el Ayuntamiento ha aportado unos 80.000. Será desde el Consistorio desde donde se gestione todo el mantenimiento posterior. La empresa CINGRAL ha sido la redactora del proyecto y ha llevado la dirección de las obras. La ejecución ha corrido a cargo de la empresa IDECONSA. El asesor científico del sistema es Francisco Comín.
Sistema de depuración
El sistemas de tratamiento de aguas residuales es del tipo humedal, «ya que los humedales son los ecosistemas más productivos de la tierra, tienen organismos con adaptaciones a las condiciones extremas del medio, funcionan en general como sumideros de nutrientes y es con esta idea que se utilizan como sistemas de depuración de aguas residuales de vertido puntual y difuso».
Los vecinos conocieron este sábado por la mañana todos los detalles. La recorrieron de la mano del alcalde, Joaquín Lorenzo, que no escatimó en detalles ni en resolver cuestiones.
Las plantas en las que se basa el sistema de tratamiento propuesto, es la especie Phragmites australis, la misma que crece de forma espontánea en la zona. Se caracterizan por tener los órganos reproductores, hojas y la mayor parte de sus tallos sobre el nivel del agua. Están pero todavía no han crecido en toda su extensión. Cuando lo hagan toda la superficie donde ahora se ven gravas, estará cubierta del verde de las plantas -tipo carrizos- que harán el grueso de la depuración. Estas plantas, dicen, presentan una serie de adaptaciones morfológicas, estructurales y fisiológicas que les permiten vivir en este tipo de ambientes y cumplen principalmente tres funciones muy importantes. Se trata de dar estructura física al sistema con su parte subterránea, establecer un medio físico y químico adecuado para el desarrollo de la comunidad microbiológica, – retener y absorber parte de los elementos disueltos del agua.
El flujo es subsuperficial horizontal, es decir el agua circula a través del suelo y no por encima de éste. Este tipo de humedal necesita de un sustrato poroso (arenas, gravas), que es atravesado por el agua. Las aguas residuales son entonces depuradas en su paso por el sustrato. Es de flujo horizontal porque el agua atraviesa el sustrato horizontalmente, con un flujo continuo.
Las partes de la depuración son varias. Comienzan en el pretratamiento por decantación que tiene lugar en dos fosas sépticas dispuestas en paralelo con capacidad de 35 m3 cada una, lo cual permite un tiempo de retención del agua de 1 día, y dos cámaras sucesivas cada una de ellas y posibilidad de operación alternativa de las fosas. Los fangos depositados en las fosas sépticas se extraen con una bomba de succión y trasladados de forma aislada para su estabilización, secado y compostaje en la misma EDAR.
Los lechos de macrófitos están impermeabilizados en su fondo, construidos con gravas finas seleccionadas y plantados con Phragmites australis, la especie más versátil y adaptable a la posible variación meteorológica (incluidas condiciones de humedad, sequía, alta y baja temperatura y radiación solar, y condiciones anaeróbicas en el sustrato). La superficie de lechos de macrófitos emergentes de 2.158 m2, repartida en dos lechos para distribuir el caudal a tratar y la posibilidad de manejo alternativo, tanto en serie como en paralelo.
El agua resultante de los lechos de macrófitos pasa a una laguna con aireación natural y expuesta a la radiación solar para el tratamiento avanzado. Tiene una capacidad de 230 m3 (con una profundidad máxima de 1 m), que permitirá un tiempo de residencia del agua de 3 días para el lagunaje.
Este sistema de tratamiento tiene la ventaja respecto a los sistemas convencionales de «que permite rendimientos elevados en la eliminación de contaminantes, tiene gran capacidad de absorción de puntas de carga con márgenes de seguridad, las tareas de mantenimiento son muy sencillas y de bajo coste por realizarse manualmente y no ser necesarios mecanismos complejos de operación». El funcionamiento es sin aporte externo de energía.